lunes, 28 de marzo de 2011

Entrevista a JOSE RICARDO PUYANA, Coordinador Area de Goberanbilidad PNUD Colombia Por: Felipe Roa

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El pasado 19 de Marzo, José Ricardo Puyana, coordinador del área de Gobernabilidad Democrática del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Colombia, estuvo en Pasto a propósito de la clausura del proyecto Democracia, Ciudadanía y Liderazgo Político. La implementación de este proceso en Nariño se realizó en Alianza con el Programa Suyusama y fue posible gracias al apoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID). En esta entrevista, José Ricardo Puyana devela sus reflexiones y perspectivas a futuro en el marco de la culminación de un proyecto que tuvo como experiencias piloto a Pasto y Cartagena, y cuya metodología se planea replicar en otras regiones del país con el objetivo de fortalecer la democracia en Colombia.
Felipe Roa: Ustedes lideraron este proceso desde su diseño hasta su clausura. ¿Qué lectura hacen del proyecto Democracia Ciudadanía y Liderazgo Político (DCLP), y su implementación en Pasto y Cartagena?
José Ricardo Puyana: Nosotros hemos identificado, a nivel nacional, que uno de los grandes retos de la democracia en Colombia tiene que ver con los problemas de la representación. Este es un sistema que ha celebrado elecciones ininterrumpidamente desde la década de 1950 y hoy día las elecciones se realizan ya en la mayoría de los municipios. Es decir, dentro de lo formal hay elementos que vienen funcionando. Sin embargo, esos arreglos institucionales no han conseguido que el sistema sea verdaderamente representativo. Grupos poblaciones como mujeres, jóvenes, afros e indígenas, aún no han logrado representar o ser representados en las instancias de poder como alcaldías, gobernaciones y cuerpos colegiados, entre otros. Este es un diagnóstico inicial que hicimos y que, de hecho, se sigue actualizando. A partir de ahí surgió la idea de aportar un grano de arena a la formación de nuevos liderazgos. Nuevos liderazgos entendidos no solo como nuevos rostros o nuevas caras, sino como nuevas formas de hacer política. Se trata de apoyar esquemas que no necesariamente perpetúen los comportamientos más tradicionales de hacer política, sino que nos permitan avanzar hacia una forma más programática, más cercanas al ciudadano y, por ende, más proclives a la representación.
La ejecución del proyecto DCLP en Nariño nos deja muy satisfechos. Naturalmente hoy no podemos hacer una evaluación de los resultados. Los resultados se verán el 30 de octubre a las 8 de la noche cuando se revelen los resultados, e incluso va más allá. La representación no se reduce solo a las elecciones, es lo que los funcionarios electos hagan en cumplimiento de sus funciones. Pero se puede hacer una valoración muy positiva del proceso, que de manera creciente generó interés en la población. Creemos que fue un modelo exitoso en la medida en que se logró tener 45 personas en el proceso presencial y 40 adicionales en el proceso virtual.
FR: ¿Este proyecto es el primero en su tipo?  ¿Hay alguna experiencia previa?
JRP: Hay experiencias previas, como un proyecto del PNUD denominado "INCIDE" que culminó hace cuatro años. Sin embargo, el proyecto DCLP es novedoso en Colombia porque se pensó, desde un comienzo, con la idea de replicarlo. El proyecto "INCIDE" tuvo, como su nombre lo revela, un objetivo de aportar a las capacidades de la ciudadanía para la incidencia política. Fue un proceso exitoso en la medida en que entregó los resultados que se había propuesto, particularmente en Cartagena. Sin embargo, no logró sistematizar metodologías, no logró recoger y empaquetar experiencias para luego implementar en otros lugares.
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FR: ¿Es decir que el proyecto DCLP es una versión mejorada de INCIDE?
JRP: Tuvo como base esa experiencia. De hecho el proyecto DCLP, en su formulación, tuvo una fase de recolección y sistematización de experiencias exitosas no solo del PNUD Colombia sino de otras partes del mundo. Este aprendizaje de otras experiencias nos permitió partir de los construido y no creer que podíamos reinventar la rueda. En ese sentido, y con el fin de poder llevar esta experiencia a otras latitudes, en la ejecución del proyecto DCLP quisimos siempre sistematizar todo lo que hicimos. De hecho, ya se iniciaron diálogos con la Gobernación para replicar este proceso en la zona sur y pacífico del Departamento de Nariño y también se exploran posibilidades en Santander, Huila, Oriente Antioqueño, Montes de María, entre otros territorios. Esto le otorga a este nuevo proyecto un carácter novedoso y de mucho más impacto.
FR: ¿Cuál es la lectura que hacen instituciones públicas y otras organizaciones de que el PNUD esté formando líderes políticos?
JRP: Hay gran cantidad de actores. Un primer círculo serían organizaciones sociales en el nivel territorial que son nuestros aliados. Lo que nosotros hemos leído es que el objetivo de formar mejores funcionarios y servidores públicos está presente en todos los sectores del país. Cuando hemos indagado sobre este tema, hemos visto que existe la necesidad. Hay actores sociales que ven la necesidad y que demandan apoyo del PNUD en este sentido, no solo porque el PNUD pueda tener recursos o no, sino por las metodologías y la experiencia ganada que tiene. De manera que hay unos actores que ven esto de manera positiva. Nosotros también hemos visto mucha receptividad en los gobiernos territoriales. Los gobiernos territoriales que están terminando su gestión ven el riesgo de perder lo que han hecho con la llegada de nuevos mandatarios. Entienden, por lo tanto, la necesidad de que el proceso electoral que los suceda, sea un proceso programático, donde se discutan sus políticas y sus programas. Por eso hemos tenido muchísima receptividad en lo que estamos haciendo. Naturalmente lo hacemos desde la imparcialidad de la cooperación internacional, sin ningún vínculo partidista y sin ningún perfil político en particular. Lo hacemos desde la imparcialidad y, esto es importante mencionarlo, desde una perspectiva multipartidaria. Todos los partidos políticos están invitados, sin importar su origen o su plataforma.

FR: ¿Cuál cree usted que será el impacto más significativo que tendrá este proyecto en los territorios en los que se implementó?
JRP: Este proyecto, si logra lo que hemos soñado desde el primer momento, tiene que demostrarle a los grupos poblacionales sub-representados, que es posible llegar a instancias de poder. Una de las cuestiones que más nos preocupa frente a este reto de la representación en la democracia, es lo que denominamos la participación circular. Hay cierta participación de la ciudadanía que se queda solo en eso, en participar. Es decir, hago una propuesta o un aporte y me quedo allí y siempre me quedaré en la esfera de los gobernados, y creo que no tengo manera de llegar a instancias de ser un gobernante. Si me pide que resuma, ese sería para  mí uno de los impactos más importantes. Es demostrar que, aunque difíciles, aunque muy complejas, aunque, quizás, aparentemente inalcanzables, hay puertas de entrada a las instancias de poder, hay formas de hacerlo, y ese sería un grano de arena para una transformación que requiere el sistema democrático, y es que sea verdaderamente representativo.
FR: La apuesta busca formar nuevos liderazgos, de manera que los grupos subrepresentados puedan representar sus comunidades, sus poblaciones y sus territorios. En ese sentido, ¿Qué características debería tener un nuevo liderazgo en Colombia?
JRP: Principalmente, y ha sido una apuesta nuestra, un líder que ofrezca a la sociedad propuestas programáticas pertinentes. Que sean verdaderamente surgidas desde los problemas de esas comunidades. Hemos visto la degradación del debate político en Colombia. Un debate que no se basa en propuestas, necesariamente, y que está atravesado por cualquier suerte de prácticas clientelares donde media el intercambio de bienes y servicios por el apoyo político. Yo no digo que con este proceso vamos a acabar con las redes clientelares que son centenarias en este país. Sin embargo, sí esperamos que las personas que hayamos formado y que hayamos acompañado en este proceso, puedan defender otras formas de hacer política, donde la negociación con el ciudadano no se haga a partir de un recurso o de una promesa de bienes o servicios, sino se haga a partir de un debate programático de fondo y pertinente para la región. Adicionalmente, y ese es un valor que nosotros  promovemos desde Naciones Unidas, es la transparencia. Esperamos que el liderazgo que hemos formado sepa y entienda la importancia de la transparencia en la gestión pública, el respeto por los recursos públicos, y de la necesidad de no solo ir a una elección y no volver en cuatro años, sino que la gestión pública está basada en un dialogo y una interacción permanente con el ciudadano donde el funcionario rinde cuentas sobre lo que está haciendo y le abre la puerta al ciudadano para mostrar lo que hace. Esos dos valores, resumiendo, son características importantes e indispensables dentro de lo que estamos haciendo.

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