martes, 16 de noviembre de 2010

EL TIEMPO: EDITORIAL, "DOS DÉCADAS DE DESARROLLO HUMANO"

Editorial: Dos décadas de desarrollo humano

Si bien Colombia ha mejorado en salud y educación, auún falta en igualdad de género y la equidad.

En 1990, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) estrenó en un informe el Índice de Desarrollo Humano (IDH). Dos economistas asiáticos, el paquistaní Mahbub ul-Haq y el premio Nobel indio Amartya Sen, sintetizaron en un indicador de fácil comparación internacional una premisa, hoy aceptada por muchos: que el desarrollo de un país no debe medirse solo por el ingreso nacional, sino también por la esperanza de vida (salud) y la alfabetización (educación).

Sin estar exento de críticas válidas, tanto de concepto como de metodología, el IDH ha venido calibrando en estas dos décadas los caminos que más de un centenar de países han tomado para brindarles más oportunidades a sus habitantes -o, en casos como Rusia, Congo o Zimbabue, para quitárselas-. O en palabras de ese primer informe: "La verdadera riqueza de una nación está en su gente".

Veinte años de informes mundiales y más de 600 mediciones nacionales le permiten al PNUD afirmar que "hoy el mundo es un lugar mucho mejor que en 1990 o en 1970. En general, las personas hoy son más saludables, más educadas y más ricas que nunca antes en la historia".

Aun en regiones del mundo sin vibrantes dinámicas de crecimiento económico se han presentado mejoras en alfabetización y en condiciones sanitarias básicas y de salud. De hecho, la mayoría de los países que más han avanzado en los componentes del IDH en estas dos décadas, como Omán, Nepal, Indonesia y Laos, no se cuentan dentro de los nuevos motores emergentes.

Si bien el ingreso sigue siendo prioritario a la hora de diseñar políticas de desarrollo, aumentarlo no necesariamente conduce a mejores oportunidades, libertades y condiciones para las poblaciones. Un examen de esta serie ininterrumpida de más de veinte años muestra una interesante convergencia de ricos y pobres, por ejemplo, en la esperanza de vida, y una preocupante divergencia en materia de ingresos. En este último Informe de Desarrollo Humano, los países líderes están en los dos polos del globo: la boreal Noruega y las sureñas Australia y Nueva Zelanda.

América Latina y el Caribe, como un todo, han pasado de un índice de 0,578 en 1980 a 0,704 en el 2010. Chile, el primero de la región, ocupa el lugar 45 entre las 169 economías evaluadas. Lejos está Colombia, en la casilla 79, dentro de la categoría de 'Desarrollo Alto', pero en sus últimos puestos. Más cercana a El Salvador y Bolivia que a Costa Rica y Perú.

El IDH nacional recoge los cambios socioeconómicos que el país ha experimentado. Mientras en 1980 el índice colombiano era de 0,537, treinta años después es de 0,689. No obstante, esos crecimientos siguen por debajo de la media regional latinoamericana.

El vigésimo reporte introduce tres nuevos indicadores, que pretenden capturar las complejidades del desarrollo más allá de la salud, la educación y los ingresos: el IDH ajustado por la desigualdad, el Índice de Desigualdad de Género y el Indicador de la Pobreza Multidimensional.

En los dos primeros, Colombia sale castigada: al ajustarse por los indicadores de desigualdad, el IDH nacional cae en 28 por ciento, mientras que, al evaluar variables de género, el país baja al puesto 90. Sin embargo, al medir las distintas carencias, como en servicios públicos o activos, los esfuerzos gubernamentales se notan y el porcentaje total de pobres no es tan alto.

En estas dos décadas, el desarrollo humano ha demostrado ser un concepto dinámico, que ha enriquecido el debate sobre la forma de diseñar la combinación de políticas públicas que permita el crecimiento y mejoramiento de la vida de las personas.

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